El cambio que se produce en la Historia Moderna de Europa por el cual se desencadena el paso desde una economía agraria y artesana a otra dominada por la industria y la mecanización es lo que denominamos Revolución Industrial.
Algunos de los rasgos que han considerado definitorios de la revolución industrial se encuentra en el montaje de factorías, el uso de la fuerza motriz... además de los cambios que trajo: se pasa de un taller con varios operarios a grandes fábricas, de la pequeña villa de varias docenas de vecinos a la metrópoli de centenas de miles de habitantes.
En 1850 había unos 250 000 telares, y, de ellos, unos 200 000 eran mecanizados.El hecho de que las novedades señaladas correspondiesen a la industria de algodón, y no a la de la lana, que era la más difundida hasta entonces, pudo deberse a la mayor resistencia y elasticidad de la fibra vegetal. Además existía algodón abundante y barato en las colonias de Norteamérica debido al trabajo esclavo y, más tarde, en India.Desde de 1701 quedó prohibida en Inglaterra la importación de tejidos etampados de algodón en India. Hasta 1750 la supremacía de las telas de este origen era incuestionable, pero se vendían como productos de lujo para gente rica. En esa época, del total de exportaciones inglesas, el 46% era de lana y el 26% de cereales. En 1800 el 28.5% era de lana y el 24% era de algodón. En 1810, los tejidos de algodón habían superado a los de lana. Por fin, a principios de la década de 1830, las exportaciones de algodón no sólo superaban cuatro veces a las de lana, sino que además constituían la mitad del total de las exportaciones británicas.
Los talleres artesanales no reunían las condiciones necesarias para albergar las máquinas. Éstas se concentraron en grandes naves destinadas exclusivamente a la producción: las fábricas.La industria algodonera fue el primer sector en el que se invirtieron los capitales obtenidos en el comercio y la agricultura. Además, dio lugar a la mecanización industrial, cuyos efectos positivos y negativos se dejaron sentir rápidamente.Las exposiciones universales (desde la de Londres de 1851) se convirtieron en e1 escaparate de todas las novedades, lo que agilizó la difusión de las nuevas máquinas. La multiplicación de la producción redujo considerablemente los costos: en 1812, los costos de producción de hilo de algodón eran una décima parte de los de 30 años después. La consecuencia inevitable fue el abaratamiento de los precios y la extensión de las ventas.Sin embargo la supervisión de los telares automáticos, para lo que no se requería fuerza, pasó a ser realizada por niñas, cuyas pequeñas manos podían desenvolverse bien para limpiar y engrasar entre los engranajes de las máquinas. Los salarios que se les pagaba eran mucho más reducidos y las jornadas más largas, a la vez que el ritmo de trabajo era marcado por las pausas obligatorias de la máquina. El sonido de la sirena fue otra de las aplicaciones de la máquina de vapor.Los grandes beneficios obtenidos buscaron pronto otros objetivos. La industria algodonera sirvió de motor para el desarrollo de la industria química: blanqueado (lejías, detergentes a base de cal y sales), tinturas, fijadores, no ya de origen vegetal o animal como se utilizaban anteriormente, sino a partir de combinaciones de elementos minerales tratados convenientemente.La industria textil algodonera se concentraba en el noroeste de Inglaterra, alrededor del condado de Lancaster (Lancashire), en ciudades como Leeds, Manchester o Chester y el puerto y centro comercial de Liverpool, una zona bien comunicada y dotada de ríos, necesarios para mover las hiladoras que se empleaban en el siglo XIX. La mecanización textil se difundió en el continente.La evolución de los transportes: el ferrocarril, el barco de vapor y el desarrollo siderúrgicoEl ferrocarril, es decir, los vagones que circulaban sobre unas vías de hierro, eran utilizados ya en el siglo XVIII para la extracción minera.En 1825 Stephenson aplicó la maquina de vapor capaz de desplazarse (locomotora) como fuerza de tracción para arrastrarestos vagones.
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